Como bien dice el dicho, “después de la tormenta viene la calma”. Luego de los huracanes Irma y María, el país sufrió en múltiples renglones, desde el renglón económico hasta el social. Por ello, en Grupo SEPI no dudamos un segundo cuando solicitaron nuestro apoyo en las brigadas de impacto comunitario organizado por agencias gubernamentales y la Guardia Nacional.
Nuestra emoción aumentó al conocer que trabajaríamos con los niños ubicados en diferentes refugios de la isla. Los niños y adolescentes refugiados, quienes han sido una de las poblaciones más impactadas por estos fenómenos atmosféricos. Estar en un ambiente distinto, con personas que no conocen y sin sus pertenencias y áreas de juego que comúnmente utilizaban, sin duda es una situación difícil de asimilar. De manera que nuestro equipo de jóvenes voluntarios y profesionales de la salud mental, fueron equipados para llevar alegría, sana diversión y compañía a nuestros niños y jóvenes.
“Nuestro equipo de voluntarios siempre está dispuesto a colaborar en momentos y lugares en necesidad. Nos parece que es la mejor forma de levantar a un país, cuando brindamos nuestra ayuda desinteresada”, expresó Jhensen Meléndez, líder del Grupo de Jóvenes Voluntarios de Grupo SEPI, quien añadió que “ver las caritas de los niños disfrutando fue la mejor recompensa”.